Primera parte: Su eterna queja.
….y la conciencia incompresible del que todo lo puede transmitió a los entes apresados la idea de una profesión agradable y bonita, donde se modelan los dictámenes de la imaginación mediante las herramientas rudimentarias de las cajas manipuladoras de datos. Por sus características los llamó diseñadores. Pronto, muchos de los entes desearon la profesión, la hicieron suya a la fuerza sin entenderla siquiera, y, como todas las cosas sujetas a ellos, la degeneraron…
¿Cuántas veces hemos leído o escuchado quejas de los diseñadores acerca de la baja remuneración que perciben por su trabajo?, ¿se trata acaso de falta de visión por no haber escogido una profesión más rentable? Actualmente cualquiera puede laborar como diseñador sin haber terminado siquiera la preparatoria, sólo hace falta un poco de imaginación, algún programa como FrontPage, entre otras herramientas, y clientes dispuestos a aceptar sus servicios. El punto es que no se requiere un título de diseñador para desempeñarse como tal, contrario a otras profesiones como: Abogacía, Ingeniería Civil, Arquitectura, Contaduría, Medicina, etc. En ese sentido, podría considerarse falta de visión la escogencia de diseñador como profesión, aunado a la “sencillez aparente” de la labor que realizan y de las limitadas oportunidades de trabajo, en el sentido de que no todos los días una empresa cambia de imagen ni modifica el diseño de su página, ni requiere de sus servicios. A diferencia, por ejemplo, de la contabilidad, que es de obligatorio cumplimiento por las empresas a nivel mundial y se fundamenta en el registro de todas las operaciones diarias de una entidad, entre otras cosas. No obstante, la elección de una carrera está sujeta, entre otros factores, a los gustos personales y es como suelen decir: Trabaja en algo que te agrade y nunca tendrás que trabajar.